jueves, 24 de marzo de 2011

De cómo empezó todo.


     Tendría yo unos ocho años cuando vino un óptico al colegio. Todos recordaréis lo emocionante de ese día y también lo pendiente que estábamos todos de los resultados, el propio y el ajeno. A mí me mandaron de vuelta a casa con una carta para mis padres, carta que me llevó a Óptica Almería. Es un trajín divertido el de una óptica, más para una niña de 8 años, hay muchas máquinas raras, hay que leer cosas sobre distintos colores, todo el mundo es muy majo y te dan caramelos. 



     Por suerte hoy en día existen monturas para niños, a mí me gustaban mis primeras gafas, pero temía el momento de aparecer en el colegio con ellas. Una semana después de la visita del óptico, como siempre mi abuela nos llevó a mi hermano mayor y a mí al colegio. Pero esta vez me dio un cuaderno, un lápiz y las siguientes instrucciones:

     “Si cualquiera de tus compañeros hace el más mínimo comentario a cerca del hecho de que lleves gafas apuntas su nombre en este cuaderno. En el recreo buscas a tu hermano y se lo das”

     Esa mañana apunté tres nombres en mi cuaderno, el de Antonio García por decirme empollón, el de Margarita Berenguel por llamarme cuatro ojos, y el de mi amor, Carlos Cano, que no me dijo nada, pero tampoco me dijo lo guapa que estaba.


     Como era muy obediente cuando quería, en el recreo busqué a mi hermano Rafa, un gigante de 13 años, que con un par de amigos de su clase arrinconó a los tres desgraciados de mi lista negra para decirles a saber qué. Nunca nadie volvió a decir ni media palabra a cerca de mis gafas y Carlos Cano no volvió a mirarme a los ojos hasta que nos dimos la paz en la primera comunión.

     ¿Alguna anécdota a cerca de vuestro primer día?

5 comentarios:

  1. La palabra gafas tiene muchas acepciones. En mi universidad, decimos que alguien es un gafas si:
    -lleva gafas
    -estudia mucho
    -es algo pardillo
    (las tres cosas a la vez)

    Además, si llamamos a alguien gafi-pasti, quiere decir que es un modernito.

    Por cierto, en Chile a las gafas las llaman lentes. O sea, que a los empollones les llamarán lentes. Lo investigaré.

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  2. ¿Y los gafi-pasti se pueden denominar así aunque no lleven gafas? Entiendo entonces que llamáis gafas a todo el mundo excepto a los populares sin gafas que no estudian (y que no son modernos) Ellos repetirán y repetirán y acabarán rodeados de gafas más jóvenes que ellos, y el resto de gafas de su edad alcanzarán el éxito profesional antes que ellos, por lo que se convertirán en pardillos y pasarán así a ser también unos gafas. El tiempo me dará la razón, lo se, perroflauta.

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  3. En mi primer día con gafas, que se parecían a las tuyas, fui con mi madre y todos sus amigos a tomarme una fanta de naranja; me acuerdo perfectamente.
    Pero el mejor día fue el que me dijeron que me las iban a poner, mi madre me dejó elegir a un hermano para quedarme con él sin ir al cole al día siguiente, creo que elegí a todos, pero de eso no me acuerdo.
    Biiiiien no voy a ser de esos que dices!

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  4. Mi primer día con gafas recuerdo a mi madre diciéndole al óptico que por qué tenían que ser tan gordas, como si la culpa de mi culo de vaso fuera suya, el pobre. Me las ajustaron y yo encantada porque tengo mucha miopía y no imaginaba que se pudiera ver tan bien. La "pega" vino cuando después de ajustarlas me las quitaron, me mandaron cerrar un ojo y cuando lo abrí tenía un parche color carne enorme en mi ojo bueno y me dejan libre el del culo de vaso que no veía casi ni con las gafas, tenía el ojo tan miope y tan vago que al ponerme el parche parecía hasta que se oscurecía la luz. Era por la tarde y de la óptica nos fuimos a casa, y yo me miraba en los escaparates de camino y cada vez me veía más fea. Imagínate el panorama, años ochenta, gafas marrones cuadradas enormes, en el lado derecho un cristal sin reducir de 9 dioptrías como el del Sr Barragán y en el otro lado que por lo menos tenía un cristal normal ("sólo"dos dioptrías y media) un parche color carne que me tapaba media cara. Al día siguiente teníamos la comunión de mi primo y fue mi debut familiar con las gafas y el parche, mi tía, que es de pueblo y la diplomacia no la practica mucho, saludó a mi madre diciendo "pues sí que está ciega la mocosa, de mayor a vender el cupón" Todos los adultos me dijeron que estaba muy guapa con las gafas y que el parche me quedaba genial etc pero una prima mía que es un año mayor que yo y tenía la bendita sinceridad de los niños me dijo cuando estuvimos solas que no me veía nada guapa porque el parche era horrible y con las gafas se me veía el ojo "raro". Cosas de la vida

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